¿Qué es la responsabilidad?
En muchas ocasiones
oímos que tal o cual persona no es responsable, incluso escuchamos que los
jóvenes son poco o nada responsables. Se dice que alguien no es responsable
cuando no cumple o se le olvidan sus obligaciones, cuando tiene comportamientos
arriesgados, cuando no asume las consecuencias de su conducta y le echa la
culpa de lo que hace a otras personas. Es claro que uno de los objetivos de la
educación familiar y escolar es conseguir que los hijos y estudiantes sean
personas responsables y que se comporten con arreglo a esta cualidad. Vamos a
comenzar tratando de definir qué es la responsabilidad a través de una serie de
categorías o niveles que nos faciliten su enseñanza.
La responsabilidad es
un valor que tiene varios niveles de significación:
·
Es una cualidad propia de una persona
cuidadosa y atenta en lo que hace o decide.
·
Está relacionada con el respeto a los
derechos y sentimientos de los demás.
·
Es propia de alguien que ayuda a los
demás.
·
Es propia de una persona que actúa con
autonomía y libertad.
·
Una persona responsable reconoce y
acepta las consecuencias de un hecho realizado libremente.
¿Cómo se aprende a ser
responsables?
Esta cualidad o valor,
con la que no se nace, tiene que ser un objetivo fundamental a conseguir con
los adolescentes y jóvenes principalmente en el ámbito familiar y, también, en
el escolar. Se trata, por consiguiente, de crear un ambiente en la casa y en la
escuela que les enseñe a decidir de forma adecuada, teniendo en cuenta
diferentes alternativas y valorando con antelación las consecuencias de sus
decisiones; de hacerles conscientes de la existencia de los demás y de sus
necesidades; de conseguir que sean atentos y cuidadosos en lo que hacen; y, por
último, a sentirse responsables de lo que hacen.
Esta
cualidad no se consigue de forma instantánea al cumplir una edad, sino que se
adquiere de forma progresiva a través de un proceso. Se comienza como un juego
imitando a los padres y poco a poco se van adquiriendo mayores
responsabilidades. No podemos pedirle a un chico o a una chica que sean
responsables porque
ya tienen edad si desde pequeños no hemos ido dándoles responsabilidades y
haciéndoles ver las consecuencias de sus actos. Son los padres los que
administran no sólo los derechos sino
también las
responsabilidades de los hijos: “Has cumplido un año más y te vamos a ampliar
el tiempo para salir, pero tendrás también que sacar la basura...”.
El papel de los padres
consistirá en establecer las normas y obligaciones de los hijos; animarles y
ayudarles a cumplirlas; reconocer y valorar sus aciertos; y establecer
consecuencias negativas (castigos) si no las cumplen. No es aconsejable que los
padres hagan las cosas por los hijos o hijas porque no saben hacerlas mejor o
porque les da lástima; exigir el cumplimiento de las obligaciones hoy sí y
mañana no; recordarles continuamente lo que tienen que hacer; o que incumplan
sus obligaciones y que no pase nada. Por consiguiente, las responsabilidades
han de estar claras y el comportamiento de los padres ha de ser coherente.
¿Qué responsabilidades u
obligaciones son propias de los adolescentes?
Las obligaciones de
los adolescentes estarán relacionadas con los horarios de entrar y salir; con
el uso de la televisión, el ordenador; con el estudio en casa y con la
asistencia al instituto; y con la colaboración en las tareas del hogar; entre
otras. No existen responsabilidades diferentes para chicos o para chicas. Es
importante que ambos aprendan a colaborar en las tareas del hogar: a poner y
recoger la mesa, a lavar los platos, a hacer de comer, a limpiar la casa, a
poner la lavadora, a tender... El aprendizaje de estas actividades dependerá de
la edad, pero no tienen por qué estar asociadas a ser hombre o mujer.
Es recomendable poner
por escrito las obligaciones de los diferentes miembros de la familia en un
lugar bien visible para que sirva de recordatorio a todos. Tienen que estar
bien explicadas para que no haya dudas sobre quién, cómo o cuándo hay que
realizarlas. Hay que establecer también las consecuencias positivas y negativas
que tendrá el cumplimiento o incumplimiento de las responsabilidades.
Finalmente, los padres tienen que dar a sus hijos e hijas la
oportunidad de ser responsables dejando que tomen decisiones ajustadas a su
edad. Conforme avancen en este camino van a adquirir mayor confianza en sí
mismos y esto les animará en su proceso de hacerse personas responsables.
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